11 Capítulo (Parte 2): El que menos pensé fue mi salvación

11 Capítulo (Parte 2): El que menos pensé fue mi salvación

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Contraje la cara de asco al verlo beber, sonreí de la forma más falsa que me salió y desvié la mirada con la forma más burda e irrespetuosa que pudiese utilizar y esto solo sirvió para que él pusiera los ojos en blanco y sólo le brillaran los ojos con astucia y una dulce sonrisa maliciosa.

-¿Podemos salir y hablar un rato señorita Claire?-me preguntó amablemente Bruno, miré a Vicent y este parecía más confundido con cada cosa que hacíamos Bruno y yo, asentí con pocas ganas y salí tras él, hacia el patio trasero adornado con rosas y tulipanes, me miró por más de lo que yo le permitiría si estuviésemos en otras circunstancias y simplemente suspiró

-Dime. Suéltalo. ¿Qué quieres?-le pedí, soltó una fúnebre risotada y me miró muy atento a los ojos

-Haber…haber… ¿cómo es que una dulce y valiente humana que vive en Forks, y la cual su novio es un condenado licántropo puede terminar en Roma con la peor sarta de vampiros rompe reglas?-suspiré, era una pregunta larga pero muy fácil y a la vez vergonzosa de responder

-Me caí, me di contra una piedra en la cabeza, Vicent andaba por ahí y sigue pensando que debemos estar juntos sólo por el estúpido hecho de que no me mordió mientras me desangraba-asintió

-Estaba bien, su instinto no le llegó en el momento adecuado y eso te salvó el pellejo, te… ¿te caíste? ¡Puaj! ¡Qué simple y estúpido suena! ¡Mi maldita y amada Claire se cayó y la raptó un maldito vampiro italiano! ¡Guau! ¡Sólo tú! ¡Solo tú tienes esa pésima suerte!-negué con la cabeza, yo intentaba descifrar como escapar y  él solo le parecía gracioso que me cayera y pasara a ser raptada por un vampiro tonto italiano. Mi enojo se hizo cada vez más visible, si tuviese la capacidad de enrojecer como las caricaturas lo hubieran hecho y tenía razones de sobra

-¡Me cansé! ¡Deja de reírte o me largo de aquí imbécil!-se sorprendió por mi tono de voz y alzo las manos en un estúpido intento de “son de paz” estaba muy enfurruñada porque el destruiría mi intento de escape, lo veía en sus condenados ojos color carmesí, estaba contento de que por fin pudiera cobrar su venganza, y vaya que se le hizo muy fácil, pensé en Quil, Jacob, Renesmee, Mariana, el doctor Carlisle, Esme, Rosalie, Jasper, Emment, Edward, Bella, Emily, Sam, Eliott….en todos y luego en Vicent y Bruno, me enfurruñé más de lo que podía haber estado antes, pateé con fuerza un guijarro. Y sólo fulminé con la mirada a mi acompañante-¡Te detestó! ¡Aj! ¡Te odio Bruno!-gemí llena de odio y su nombre salió de mis labios como si acabaran de hacerme beber un trago de veneno cargado con vodka

-Ya, ya  ¿pero qué hice yo ahora?-preguntó con falsa inocencia

-¿Qué hiciste? ¡Y todavía lo preguntas! ¡Te maldigo, vampiro de la mierda!-gemí de nuevo, con ganas de ser una vampira y arrancarle la cabeza y prenderle fuego a su cuerpo destrozado, sí, a veces podía llegar a extremos en que la sed de rabia, dejaba entrever mi parte rara y monstruosa. Le iba a hacer un show excelente pero me tomé las gratas molestias de pensar en la gente que había y lo que lo podían pensar de mi conducta frente a un vampiro, ya que la mitad mayoritaria de la recepción pensaban que la gente humana era tan solo “comida, nada más” no me ganaría un enojo por parte de 35 o 36 vampiros contra una humana, y si por casualidad de mi lado se ponían mis amigas y Vicent, y eso. Respiré hondo y conté hasta diez, me logré calmar tan solo un rato, miré por última vez a Bruno antes de irme de ahí, pasar entre los vampiros y subir a la habitación asignada a mí. Azoté la puerta con la fuerza restante de mi cuerpo y me lancé a la cama, contra la almohada me puse a gritar como una posesa, poniéndome roja como tomate en cuanto el aire se me iba más y los gritos eran más estruendosos. Sentí una ligera brisa que me obligó a parar mi show y mirar hacia la ventana, ahí estaba él, ¿es qué no se cansaba de joderme la vida? ¿Es qué tenía que hacer todo tan difícil? Era un mezquino, un condenado, maldito y estúpido vampiro mezquino.

-Hola Claire, no te despediste de mí.

-¿Para qué lo haría? No hay necesidad, nos volveremos a ver ¿no lo recuerdas? Estoy raptada-negó con la cabeza

-Así que quieres quedarte-lo miré con sospecha primero y luego pregunté

-¿Qué? ¿Qué insinúas Bruno?-sonrió satisfecho de que me diera cuenta por donde iba la cosa

-Te puedo ayudar a escapar-abrí los ojos como platos y yo qué pensé… Sonreí ahora complaciente con su presencia

-¿Lo harías?

-Obviamente quiero vengarme, pero no de esta forma, no así, no tengo el menor atisbo de buena gana de querer verte llorar, verte triste…tal vez algún día me lo devuelvas, tal vez con un beso o una caricia-me reí burlona

-Una caricia, beso, no te ilusiones-se encogió de hombros y sonrió

-Debía intentarlo, pero como siempre ¿primero ese 

perro cierto?-no quise responder temiendo lo que 

posiblemente saldría, porque luego de la conversación 

con Jasper, estaban desiguales mis ideas, y podía ser 

Quil, como podía también ser Bruno…y eso me 

frustraba completamente. No supe cuando ni como 

salimos de esa mansión, tan solo sé que estábamos en 

el avión con camino a Monte Vídeo. Uruguay. Y de ahí 

sería un largo pasaje hacia Seattle para luego viajar en 

auto hacia Forks. Él quería hacer una parada en su hogar para saber como iban las cosas, y yo no objete después de todo, él me había salvado de forma inesperada... y eso enserio que era una novedad...